Reflejos de luces tóxicas 
e insaciables,
de torpes movimientos
en el  vals de la búsqueda
de un espejo adecuado
que no encuentran,
mientras bailan con los equivocados.
Mar de cristales quebrados
saciando el inagotable apetito,
mientras un océano de ojos vislumbran
la sempiterna agitación
de las olas 
esclavas de la DESINTOXICACIÓN.