El beso íntimo
atado a la comisura
de unos ojos
hábiles en callar
Donde antes lucían
las blancas enaguas
hoy lucen las faldas,
a la sombra del quicio,
a la vuelta de la esquina
donde las palabras son susurros
para los oídos.
A la sombra,
para otras Faldas,
para otras Palabras
perdurará La Esquina