Como hambrienta fiera
que espera a su presa,
así en cada esquina la percibo,
asustándome
con sus impersonales ojos,
ahogándome
con el collar
formado por sus etéreas manos.
Y poco a poco
cedo a que se adueñe de mí,
haciendo que no sepa
donde me encuentro
perdida en su silencio.
Loca de tanto silencio.
Delirio de sentirle dentro.
Soledad,
¿Cuándo vas a permitir
que me desnude
de sus dolorosos abrazos?
3 comentarios:
me ha gustado mucho, soledad
Muchas gracias por su comentario, Gonzalo. Siempre resulta alagador que te digan cosas como estas
estas perdida fali!!donde te metes?bueno espero que vuelvas pronto por el soul y poder devolverte el libro!
un beso
Publicar un comentario